A muchos padres, se les hace difícil conversar con sus hijos ya adolescentes sobre su sobrepeso, por temor de herir al hijo o hija, y hacerlo sentir peor de lo que ellos ya creen que se siente, aunque nunca se lo preguntaron. Desde el momento que los padres observan que esto puede estar sucediendo, deben abordar la conversación, no se debe esperar ver al hijo sufriendo solo con su problema.
Es posible que las adolescentes gorditas aparenten no querer hablar de ello y no preocuparse por su gordura con tal de que lo dejen comer tranquilo.
El adolescente con este problema empieza a sufrir ataques psicológicos de sus propios compañeros, que van mermando su espontánea conducta poco a poco, con llevándolo a serios problemas mas adelante que pueden dejar marca si no se atienden a tiempo.
Es obligación de los padres ayudar desde temprana edad a que el hijo tome buenas decisiones respecto a su alimentación y actividad física, poniéndoles relevancia al aspecto de salud, sin criticarlos.
Si estas pasando por este problema, y no puedes manejarlo, lo aconsejable es que busques ayuda especializada.
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